Leo en Infonomía, en el blog de Alfons Cornella, un interesante artículo titulado “Del videojuego a la dirección ejecutiva“, en el cual habla del libro “The kids are alright. How the gamer generation is changing the workplace“, escrito por John C. Beck y Mitchell Wade. Este libro recoje las conclusiones de una investigación realizada a la generación de jugadores de videojuegos, que sólo en EE.UU., cifran en más de 90 millones. En España, los videojuegos forman parte de la vida cotidiana de nuestros hijos, nos guste más o menos.Pero no todo lo relativo a los videojuegos es negativo. Según se desprende de este estudio, el jugar a videojuegos, y debido a la complejidad de sus programas, ha originado una forma distinta de “cablear” el cerebro de nuestros hijos, y ha potenciado distintas habilidades, como la capacidad visual y la memoria, además de aprender a realizar de forma distinta las tareas cognitivas que tienen lugar en el cerebro.Estas nuevas capacidades cognitivas pueden influir, sin duda, en los futuros puestos de trabajo de nuestros hijos, y en su capacidad de innovación dentro de las empresas, y, por extensión, será beneficioso para el conjunto de la sociedad. O sea que si nos desesperamos porque nuestros hijos pasan muchas horas con la PlayStation, por lo menos ahora sabremos que también obtienen beneficios, aunque yo seguiré regulando las horas que juegan los míos.
La autora del texto es la genial Mercé Parelló. Si tenéis interés, desde la página principal podréis encontrar un enlace a su propia web, en la que comenta algunas cosas realmente interesantes.
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